Ayax y Prok, el rap para perros sin bozal
La calle Cobalto está desierta. La mayoría de los polígonos industriales de España tienen nombres de este estilo: Cobalto, Energía, Metalurgia, Acero... Y en muchos de ellos hay alguna nave reconvertida en discoteca o sala de conciertos. Es allí donde la sociedad española está arrinconando a la juventud de clase obrera para que consuma sus horas de ocio cada fin de semana. Doblando por la calle Riera dels Frares aparecen tímidos restos de un botellón. Apenas una decena de latas de bebidas energéticas y cervezas. Dos o tres grupitos apuran el último cigarro liado y cargado y el último trago de la litrona antes de entrar, que ya es hora, a la sala Salamandra de L’Hospitalet del Llobregat. Estamos en el extrarradio del extrarradio de Barcelona.
El aforo del local es de 850 personas. No cabe una más. Y, sin embargo, lo inquietante es el silencio. Todos escuchan con atención las últimas rimas de Fernando Costa, el telonero. Cuando acaba, el discjockey de la sala pincha rap yanqui viejo. Estilo 'Insane in the brain', de Cypress Hill. En la barra hay siete camareros, pero solo uno sirve cerveza. El resto están de brazos cruzados porque nadie pide nada. Los seguratas, con la palabra CONTROL impresa en su cazadora, hablan de sus cosas porque tampoco hay nada que controlar